Gobierno y OKR ¿Amigos o enemigos?
Aterrizando la idea del gobierno corporativo a las tecnologías de la información, existen marcos de trabajo relacionados como COBIT 5, COBIT 2019, e inclusive normas internacionales como ISO 38500, cuyos principios parten de una estructura racional para cualquier director que necesita tomar las decisiones necesarias de gobierno. Desde iniciar con unos objetivos claros hasta segregarlos a procesos operacionales que agreguen valor, velando por la realización de beneficios, optimización de riesgos y optimización de recursos; el esquema se mantiene como motor que apoyará a la gestión de la organización. Sin embargo, una nueva tendencia de administración está tomando fuerza en el campo administrativo, y son los OKR, “Objetivos y Resultados Clave”, que en el fondo no es novedad, ya que Intel lo aplicó en los años 90 para su nueva producción de microprocesadores.
¿Por qué amigos?
Ambos partes de tener una misión clara y generar valor para la empresa, en guiar toda actividad y decisión en apoyar los objetivos empresariales establecidos bajo un periodo determinado, para ambos, la revisión frecuente es vital, la comunicación de resultados es vital y la valoración de avances, también lo es. COBIT 5 por ejemplo, emplea lo que se conoce como la cascada de metas, es decir, a partir de los objetivos del negocio establecidos (apoyados de unas guías de COBIT y de Balanced ScoreCard), se establecen los objetivos estratégicos de tecnologías de la información, terminando por establecer indicadores que permitan fortalecer el monitoreo de los avances planificados. La cultura OKR determina objetivos para todos los niveles de la organización, y no es que, por ejemplo, los objetivos establecidos para cada desarrollador (sí, para cada uno en particular se establecen sus OKR), empujen o apoyen a los objetivos asignados al jefe inmediato, como el jefe de desarrollo o jefe de proyecto, este último debe tener sus propios OKR, los cuales debe cumplir eficazmente y fehacientemente.
¿Por qué enemigos?
Considero lo siguiente, en gobierno corporativo se menciona mucho el uso de indicadores, algunos también los conocen como KPI, o indicadores clave de rendimiento, estos suelen considerase fríos o un saludo a la bandera si es que no tienen una constante evaluación de cumplimiento. Los KPI formulados responden a las preguntas de ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Cuando?, y como se puede leer, presentan una índole de tiempo, objetividad y mecanismo. Tradicionalmente los indicadores se manifiestan no solo para gobierno, también para la gestión, es más, mucho más para la gestión. ¿Y entonces?, acaso los OKR no establecen parámetros de objetividad, tiempo y mecanismo… sí, también lo realizan, la diferencia relevante es que son más agresivas, impulsan a la creatividad y exigencia absoluta, en las evaluaciones de OKR no queda espacio para la conformidad, por ejemplo, si un resultado clave dicta “Realizar 1500 llamadas mensuales a prospectos de cliente”, bien podrían solamente llamar, conversar un par de segundos y acumular cantidad de llamadas sin llegar a algo más importante que podría ser un OKR más claro: “Obtener 10 nuevos clientes mensuales de mínimo $#####.## de facturación”, es más agresivo, más puntual, y hará que los esfuerzos se multipliquen y la exigencia sea mayor, sin embargo, tanto KPI como OKR buscan que se logre cumplir con ciertos objetivos y que no sean objetivos utópicos o fantasiosos.
Trabajo en equipo
Queda claro entonces que KPI y OKR nos sirven para controlar el avance de cumplimiento de objetivos, y que ambos podrían ser bien usadas para el Gobierno Corporativo, sin embargo, el gobierno corporativo busca que se tenga un proceso de auditoría, y aquí ya hablamos de procesos, los cuales deben manifestar un control de evolución a través de monitoreo de indicadores. Y ningún marco indica que exclusivamente se deben aplicar KPI, muy bien podría entallar con OKR, sin embargo, OKR está mayormente enfocado para el uso de crecimiento de start-ups, proyectos de innovación e inclusión de agilidad en las empresas. Eso no implica descartar las buenas prácticas de OKR, y tomar su éxito para la implementación de normas internacionales, proyectos de cambio cultural, transformación digital, etc. Ahora, no olvidemos otro término importante de evaluación, los KRI, indicadores clave de riesgos, bien, estos son indicadores de alerta, más no de evaluación de rendimiento de manera directa, ya que, si un indicador tiene un valor no aceptable, quiere decir que los controles o medidas implementadas están fallando. Entonces, aterrizándolo en el plano de riesgos, se podrían utilizar OKR para la evaluar la implementación de alguna metodología como MAGERIT, MEHARI u OCTAVE.
Consejo audit
El rendimiento en cualquier ámbito es necesario monitorear, para la gestión es vital medir el rendimiento. Entonces ¿El gobierno?, recordemos que el gobierno necesita monitorear si la dirección que está tomando es la correcta para la gestión, y el conocimiento de establecimiento de metas, y la forma en que se medirá, son importantes, de ello podemos tomar a los OKR. En audit establecemos a través de nuestro servicio de Gobierno Corporativo de Tecnologías de la Información, las mediciones adecuadas a sus recursos para lograr la generación de valor en su organización, además contamos con aValue, plataforma que fortalece las estrategias de Gobierno Corporativo, Gestión de riesgos y Cumplimiento normativo.